jueves, 24 de abril de 2008

Agua

Nadar. Deslizarse por el agua sin escuchar los gritos del mundo.
Bucear, no oir, estar envuelto en el azul del cielo y del agua a la vez. Sin molestias. Ojalá mis pulmones pudieran vivir aquí abajo. Porque el mar sabe expresar siempre lo que siento. Días nublados en los que la resaca arrastra a cualquiera que la cruce a una muerte segura, o días en calma con el agua inmóvil pero con un gran mundo en su interior. Todos los puntos intermedios. Precioso, peligroso, en silencio...

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