jueves, 27 de marzo de 2008

Alas



Lo más desesperante es la falta de control, la imprevisibilidad, el saber cuando estás bien que mañana puede volver, o dentro de una hora o unos segundos. Es como una sombra que acecha por las esquinas, no dejándote mirar hacia delante.

Sabes que tienes alas y que puedes volar, que algún día las usaste, pero las notas en tu espalda pudriéndose por días. Y por mucho que intentas cambiar las plumas no puedes hacerlo a la misma velocidad a la que caen. Sólo pierdes fuerza en el intento. Pero te niegas a dejarlas marchitar del todo, porque sabes que no volverán a crecer...

Los días que les da la luz, parecen más blancas, y aunque ya no recuerdas cómo usarlas tienes la esperanza de alzarte del suelo pronto. Los días oscuros sólo se pudren, a pesar de tus intentos no sólo no te elevan sino que te hunden en la tierra.

Lo llaman ansiedad. Lo resumen en una palabra, pero tú piensas en tus alas, en el cielo, en el infierno, en la muerte y la vida... y te niegas a reducirlo sólo a una palabra. Es imposible. Por eso todos los que hemos sufrido sabemos que no es solamente un síntoma, sino un mundo paralelo en el que te ves envuelto.

Pero siempre nos quedará pensar que algún día nuestras alas podrán izarnos... como lo hicieron antaño...

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